dc.description.abstract | La historia de la criminología enseña que las nociones de crimen y de criminal han variado a
lo largo del tiempo. En épocas remotas, estuvieron vinculadas a la idea de la maldad del
hombre, al pecado, a determinadas características del cerebro, cráneo y rostro, a aberraciones
genéticas; durante el Siglo XIX y la primera mitad del Siglo XX dichos conceptos se ligaron
a trastornos de personalidad primero y luego a diversos aspectos del proceso de socialización,
tales como, la estructura y el funcionamiento de la sociedad, la configuración y dinámica del
ambiente urbano, la interacción social, la reacción social, las sub culturas, el desarraigo social
y el conflicto social. Desde la década de los años setenta del siglo pasado, la criminología
contemporánea asume el paradigma causal de las estructuras económica, social, política y
cultural y del ejercicio arbitrario y desviado del poder que se manifiesta en una indebida
operatividad del poder de criminalización y un irregular ejercicio del ius puniendi estatal,
análisis que no llega a ser conocido o entendido por la ciudadanía. Frente a esta realidad
problemática el objetivo de la investigación es demostrar que la sociedad aún continúa
considerando al criminal como un individuo anormal, grotesco y carente de recursos; y al
crimen como una conducta inaudita y perversa, razón por la cual mantiene la idea de una
reacción social impía y de repulsa hacia el crimen y el criminal, de venganza brutal y severa
represión punitiva hacia una conducta y un individuo que no se conciben normales, lo que
no contribuye a entender la normalidad del crimen y del criminal ni a considerar posible una
intervención racional y eficaz en la cuestión criminal tendente a su prevención, más allá de
la respuesta penal que siempre es tardía, violenta y selectiva. | es_PE |